Un día monté en una estrella
Y mi noche se llenó de gloria
Al atardecer caían los rayos
Que iluminaban mi sendero.
El alba era mi compañera
Y la luz de la luna me iluminaba
Porque yo estaba con ella
Y ella me cuidaba de madrugada
Al primer rayo del sol matutino
Me desperté de un sueño profundo
Miré al cielo nocturno brillante
Cielo lleno de nubes jadeantes
La brisa del nuevo día sentí
Y luego me volví a dormir
A soñar nuevamente con gloria
Con aquellos momentos felices
El recuerdo siempre presente
Me dice que algún día volverás
Que todo no habrá sido en vano
Que algún propósito existirá
Todo siempre ha quedado claro
Y siempre he comprendido
Que nunca ha habido nada
Que no sea tu olvido
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