Saturday, September 23, 2017

La decisión definitiva

Cierra su mano, con el objeto negro dentro de ella. Corre por el callejón oscuro preguntándose cómo había llegado a ese lugar, qué haría ahora, si aún lo seguían, pero sobre todo porqué no había nunca una calle alumbrada cuando más se le requería. Solo esperaba que pudiera salir de esta con vida, como lo había hecho ya en contadas ocasiones, aunque esta no era una ocasión cualquiera, sino todo lo contrario, ni en toda su vida habría siquiera soñado con que algo así le pasaría.

Escucha un ruido al final de callejón. El típico gato hurgando en la basura que tantas veces había visto en la televisión.
Se preguntó si este animal sería uno como todos los demás, o si sería una amenaza para él. Había visto demasiadas cosas sin explicación ocurrir ante sus ojos, que no podía negarle el beneficio de la duda. El minino parecía absorto en su búsqueda o jugueteo o lo que fuera que los gatos callejeros hicieran en un basurero. Pasa cautelosamente a su lado, para adentrarse en las calles desiertas de esta ciudad que en su vida había visitado, que le eran totalmente ajenas y que tenía la certeza que serían su perdición si no lograba salir de allí.

El objeto se siente extrañamente frío, redondo, sin bordes, pero no esférico. Su mano comienza a sudar pero tiene miedo de perderlo si lo guarda en su bolsillo. Sabe que es su única oportunidad de sobrevivir, y paradójicamente la razón más probable de su muerte.

Al ver que nadie le sigue, al no escuchar un solo sonido que no fuera el de los grillos en la noche, el del viento en los árboles, el de la basura rodando por el suelo, se sintió ligeramente aliviado y esperanzado.
Piensa que debe refugiarse, pensar cuál será su siguiente jugada, y la de sus recién encontrados y nuevos enemigos.
Se da cuenta que la suerte de todo el planeta, y por lo poco que escuchó, de parte del universo, yace dentro de su mano, algo que le parece insólito e increíble, pero a la vez fantástico, surreal.
Pasado el tiempo, mientras caminaba, se preguntó si alguien le creería si se lo contara, porque incluso en ese momento, ni él mismo lo podía creer.

Al llegar al final de la calle nota algo raro. Ya no hay grillos, viento, o algún otro ruido que no sean el de sus pasos, su respiración, incluso, le parece poder escuchar el latido de su propio corazón, latiendo de pronto más rápido, pues su corazón se acelera lentamente. Sabe que se encuentra al descubierto, pues no hay botes de basura, cajas, o postes gruesos tras los cuales esconderse. Las casas tienen la luz apagada, las puertas cerradas. Intenta abrir una de ellas, busca una ventana, algún sitio tras el cual esconderse. Sabe que están ahí, acercándose sigilosamente, cada vez más cerca. Sabe en su interior que el objeto los está atrayendo, que lo pueden rastrear, pues es la única explicación de que le hayan podido seguir e intentado atrapar tantas veces. ¿Porqué hacerlo de manera tan secreta, tan dramática, tan tortuosa? Piensa que debe ser también a causa de este objeto. ¿Qué es? ¿Porqué llegó a él? Y sobre todo, sabiendo que en las manos de sus enemigos es un peligro, ¿Cómo se deshará de éste?

Lo que ocurre después, nadie lo habría imaginado. Pareció transcurrir un día, un año, un siglo, una eternidad y sin embargo sólo fue un instante... Ese instante le salvaría la vida... Al menos eso pensó en ese momento, aunque después llegaría a lamentarse por mucho tiempo.

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